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    2018-11-03


    4. El tráfico de seres humanos es un pavoroso flagelo criminal, del cual el tráfico con fines de explotación sexual es solo una parte (Casillas 2013, Chang 2013). En México están documentados casos de traslado de mujeres de un lugar coelenterazine otro dentro y fuera del territorio mexicano así como las distintas formas de coerción (droga, retención de hijos, amenazas) para forzarlas a que den servicios sexuales. Pero aunque esa práctica nefasta es una pieza mínima de la industria del sexo, la cobertura mediática la ha magnificado pues vende más hablar de “esclavas sexuales” que investigar las condiciones laborales de mujeres pobres. Varios autores encuentran que el clima de miedo a la inmigración es el telón de fondo de muchas de las políticas supuestamente para combatir la trata, pero que resultan en contra del comercio sexual callejero (Kulick 2003; Agustín 2007; Scoular 2010; Weitzer 2010; Kempadoo, 2012). Y el discurso incendiario de las abolicionistas sobre los cuerpos “violados” y “explotados” de las mujeres traficadas sirve, por un lado, a una política xenófoba de “seguridad nacional” contra las personas migrantes y, por otro, también resulta útil a una política de “limpieza social”. Por eso a los políticos neoliberales les resulta útil la cruzada moralista de la catw, pues en los operativos policiacos contra la trata subyace una política urbana para la gentrificación de ciertas zonas, que facilita que el capital privado avance sobre los espacios urbanos que la política social del Estado ha abandonado. Por ello las trabajadoras sexuales que están en la calle se vuelven un obstáculo, y son perseguidas y desplazadas sin contemplaciones con operativos policiacos, incluso con represión justificada como combate contra la trata (Hubbard y Sanders 2003). La venta de locales (antros, hoteles de paso) en las zonas rojas produce ganancias económicas y despoja de sus fuentes de trabajo a muchas mujeres (Hubbard 2004). La catw ha logrado instalar mundialmente un discurso apocalíptico sobre la trata y el tráfico, que circula en nuestro país a prophase través de su versión latinoamericana, la catwlac. En las intervenciones públicas que ha estado haciendo en México, la catwlac mezcla comercio sexual y trata, y representa a todas las trabajadoras como víctimas que deben ser salvadas. Hablar solamente de mujeres víctimas de trata sin reconocer la existencia de otras trabajadoras sexuales favorece posturas fundamentalistas, que desvían la imprescindible lucha contra el tráfico hacia el absurdo proyecto de erradicar (abolir) todo el comercio sexual. No hay que confundir la situación de las mujeres obligadas a tener sexo a través de engaños, amenazas y violencia con la de otras mujeres que realizan trabajo sexual por razones económicas, como tampoco hay que confundir a los clientes. Si bien hay cómplices indiferentes de ese atentado brutal contra la libertad y la dignidad que es la trata, en el comercio sexual también hay clientes respetuosos y atentos, como relatan las propias trabajadoras; algunos incluso se vuelven clientes “regulares” y desarrollan relaciones sentimentales o amistosas que duran años. Es imperativo deslindar el comercio sexual de la trata con fines de explotación sexual, pues dicha confusión se expresa en actos discursivos que logran un cierto efecto en la sociedad y en el gobierno. Pero lamentablemente lo que hoy en día campea es lo que Kempadoo (2012) denomina “la aplanadora anti-tráfico”: una estrategia discursiva, que tiene como fin último abolir toda forma de comercio sexual y cuyo elemento central es declarar, contra toda evidencia, que con la regulación se favorece la trata. La reflexión académica, basada en investigaciones empíricas y debates teóricos, esclarece varios aspectos y muestra lo complejo del problema. De acuerdo a Kamala Kempadoo, “El tráfico sexual ha surgido como una metáfora del estado de degradación de la humanidad en el siglo 21 y se ha convertido en el eje principal de la crítica académica a una variedad de relaciones sociales de poder contemporáneas, tanto a nivel local como mundial” (2012: viii).